Perú: Lluvias torrenciales y un ciclón que dejaron más de 50 muertos

Serían la antesala de una nueva versión del fenómeno meteorológico El Niño desplazaron a la crisis política como centro de preocupación, pero confirmaron el malestar popular por la falta de respuestas del Estado.

La presidenta Dina Boluarte, quien indicó que las lluvias y el ciclón Yaku dejaron además 1.300 casas destruidas, 50.000 personas afectadas y 640 kilómetros de rutas dañados, admitió las limitaciones del gobierno para enfrentar la situación, a pesar de que el problema fue anticipado por los entes respectivos desde hace medio año.

“No tenemos maquinarias, no tenemos motobombas”, dijo Boluarte en la ciudad norteña de Tumbes, ante un auditorio que de inmediato le recordó que el gobierno hizo inversiones para reprimir las protestas populares en su contra y que el Congreso, ahora aliado del Ejecutivo, dedicó elevadas sumas a gastos supuestamente innecesarios.

Y todo eso podría ser solo el inicio: las autoridades pasaron ya oficialmente de “vigilancia” a “alerta” por la posible llegada de El Niño, fenómeno episódico que en su última presencia en Perú, en 2017, afectó a cerca de un millón de personas y causó la muerte de más de 100. 

Las lluvias y las inundaciones derivadas arrasaron varias zonas, en especial en el norte del país, y el Yaku contribuyó a agudizar la tragedia. Pero, si bien el ciclón es un fenómeno relativamente extraño en Perú, las precipitaciones y la amenaza de El Niño datan de siempre, sin que, en opinión de expertos, se haga algo para contrarrestarlas.

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