La crítica situación de sequía que enfrenta Chile desde hace más de una década ha llevado a una alarmante disminución en los niveles de los embalses, poniendo en grave riesgo el suministro de agua potable en varias regiones del país sudamericano.

Con un preocupante 72% del territorio chileno afectado por la sequía y 156 de las 345 comunas en peligro de desertificación, la vida de más de seis millones de habitantes se ve amenazada por la escasez de agua.

El embalse de Cogotí, ubicado en la región de Coquimbo al norte de Chile, ha alcanzado niveles críticamente bajos, agotando por completo su capacidad de almacenamiento justo al finalizar la temporada estival.

Los efectos de esta prolongada sequía se hacen sentir en todos los sectores de la sociedad chilena, desde la industria minera hasta la agricultura y el abastecimiento de agua para consumo humano. Organizaciones internacionales, como el Instituto de Recursos Mundiales, alertan que Chile se encuentra entre los países con mayor estrés hídrico a nivel global y podría enfrentar una grave crisis de agua para el año 2040.